lunes, 27 de agosto de 2012

Modernismo


Según estimación cronológica se ubica entre 1885 y 1915. Esta vanguardia, en consecuencia, es al mismo tiempo una corriente del siglo XX. El refinamiento y aristocratismo de su gusto en el período más típico no podrían explicarse, evidentemente, sin tener en cuenta que la corriente refleja en buena parte ese atardecer lleno de oro que fue el fin del siglo europeo.
El movimiento se manifestó antes en el norte de América (Cuba, México, Colombia) que en el sur, donde asumió fuerza triunfal a partir de la llegada a Buenos Aires de Rubén Darío, el orientador indiscutido del Modernismo, aunque haya rechazado con firmeza esta condición.
La corriente trajo consigo un papel de privilegio para el escritor americano. La importancia del periodismo permitía al escritor vivir de su vocación; el servicio diplomático solía ofrecerle buenas remuneraciones y largos ocios; además de la oportunidad de estar en Europa. El “museo imaginario”, como lo diría Malraux, era en estas tierras tan rico como e n las capitales del viejo mundo porque podía leerse cualquier novedad; estos países tuvieron capacidad suficiente para soportar lo denuestos al “burgués”, las poses de”dandy”, agresivas y exhibicionistas y el exotismo.
Reclamado por muchas extravagancias (la mayoría fruto de haber dejado atrás la América lugareña) el modernismo fue algo mucho más serio de lo que actitudes individuales parecen sugerir. En lo literario aunque es difícil reducir a fórmulas el anarquismo estético de los poetas mayores, supuso una reacción contra el romanticismo. El poeta de la nueva época no cree ya en la palabra como instrumento para comunicar exclusivamente emociones: quiere que ella sea sonido y color, busca sus valores musicales y plásticos. En Francia, precisamente, dos corrientes del siglo XIX habían explorado estas virtualidades del lenguaje lírico, y de ellas se nutrió en buena parte le Modernismo. Se trata del Parnasianismo y el Simbolismo.
La sobriedad y las delicadezas de una poesía que, deliberadamente, renuncia a ser mera expresión de sentimientos: esto es lo que bebió el modernismo en sus fuentes europeas. Se suelen entender que hasta 1896 (fecha de publicación de “Prosas Profanas” de Rubén Darío) se desenvuelve el pre-modernismo o la “primera generación modernista”. Los autores destacados de este momento son: José Martí héroe de Cuba, el mexicano Gutiérrez Nájera, el colombiano José Asunción Silva y el peruano Julián del Casal: hombres todos nacidos al norte del ecuador.
Con “Prosas Profanas”, el modernismo alcanza su expresión más típica y definida, aunque no la más madura ni poética.
El nicaragüense sólo ve tema americano, por ahora, en los tiempos precolombinos. Rechaza el país y el tiempo en que le tocó nacer y añora las cortes, especialmente Versalles. “Prosas Profanas”, libro perfecto pero vacío según a dicho Octavio Paz, refleja la tendencia modernista a concebir el mundo como un brillante espectáculo en que todo es oro y sedas. El solo transcurrir del tiempo transformó profundamente a Darío y, en consecuencia, a su poesía. “Cantos a la vida y esperanza” de 1905; el “Canto errante” de 1907, y “Poema de otoño” de 1910 son sus libros mejores: los que recogen una profundidad de alma y una sencillez de expresión que era sana y necesaria, después de tanto refinamiento. La madurez de Darío coincide con un tercer período modernista, iniciado en 1905.
La generación del 900 en Uruguay fue la más cumplida y cabal manifestación modernista.

"Lo Fatal" de Rubén Darío es un claro ejemplo de este movimiento:
http://www.elcanonliterario.com/index.php?option=com_content&view=article&id=87:ruben-dario-lo-fatal&catid=103:modernismo&Itemid=106

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