Según estimación cronológica
se ubica entre 1885 y 1915. Esta vanguardia, en consecuencia, es al mismo
tiempo una corriente del siglo XX. El refinamiento y aristocratismo de su gusto
en el período más típico no podrían explicarse, evidentemente, sin tener en
cuenta que la corriente refleja en buena parte ese atardecer lleno de oro que
fue el fin del siglo europeo.
El movimiento se manifestó
antes en el norte de América (Cuba, México, Colombia) que en el sur, donde
asumió fuerza triunfal a partir de la llegada a Buenos Aires de Rubén Darío, el
orientador indiscutido del Modernismo, aunque haya rechazado con firmeza esta
condición.
La corriente trajo consigo
un papel de privilegio para el escritor americano. La importancia del
periodismo permitía al escritor vivir de su vocación; el servicio diplomático
solía ofrecerle buenas remuneraciones y largos ocios; además de la oportunidad
de estar en Europa. El “museo imaginario”, como lo diría Malraux, era en estas
tierras tan rico como e n las capitales del viejo mundo porque podía leerse
cualquier novedad; estos países tuvieron capacidad suficiente para soportar lo
denuestos al “burgués”, las poses de”dandy”, agresivas y exhibicionistas y el
exotismo.
Reclamado por muchas
extravagancias (la mayoría fruto de haber dejado atrás la América lugareña) el
modernismo fue algo mucho más serio de lo que actitudes individuales parecen
sugerir. En lo literario aunque es difícil reducir a fórmulas el anarquismo
estético de los poetas mayores, supuso una reacción contra el romanticismo. El
poeta de la nueva época no cree ya en la palabra como instrumento para
comunicar exclusivamente emociones: quiere que ella sea sonido y color, busca
sus valores musicales y plásticos. En Francia, precisamente, dos corrientes del
siglo XIX habían explorado estas virtualidades del lenguaje lírico, y de ellas
se nutrió en buena parte le Modernismo. Se trata del Parnasianismo y el
Simbolismo.
La sobriedad y las
delicadezas de una poesía que, deliberadamente, renuncia a ser mera expresión
de sentimientos: esto es lo que bebió el modernismo en sus fuentes europeas. Se
suelen entender que hasta 1896 (fecha de publicación de “Prosas Profanas” de
Rubén Darío) se desenvuelve el pre-modernismo o la “primera generación
modernista”. Los autores destacados de este momento son: José Martí héroe de
Cuba, el mexicano Gutiérrez Nájera, el colombiano José Asunción Silva y el
peruano Julián del Casal: hombres todos nacidos al norte del ecuador.
Con “Prosas Profanas”, el
modernismo alcanza su expresión más típica y definida, aunque no la más madura
ni poética.
El nicaragüense sólo ve tema
americano, por ahora, en los tiempos precolombinos. Rechaza el país y el tiempo
en que le tocó nacer y añora las cortes, especialmente Versalles. “Prosas
Profanas”, libro perfecto pero vacío según a dicho Octavio Paz, refleja la
tendencia modernista a concebir el mundo como un brillante espectáculo en que
todo es oro y sedas. El solo transcurrir del tiempo transformó profundamente a
Darío y, en consecuencia, a su poesía. “Cantos a la vida y esperanza” de 1905;
el “Canto errante” de 1907, y “Poema de otoño” de 1910 son sus libros mejores:
los que recogen una profundidad de alma y una sencillez de expresión que era
sana y necesaria, después de tanto refinamiento. La madurez de Darío coincide
con un tercer período modernista, iniciado en 1905.
La generación del 900 en
Uruguay fue la más cumplida y cabal manifestación modernista.
"Lo Fatal" de Rubén Darío es un claro ejemplo de este movimiento:
http://www.elcanonliterario.com/index.php?option=com_content&view=article&id=87:ruben-dario-lo-fatal&catid=103:modernismo&Itemid=106
"Lo Fatal" de Rubén Darío es un claro ejemplo de este movimiento:
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