lunes, 27 de agosto de 2012

Dadaísmo


Este movimiento fue algo inesperado en el espíritu francés y significó el encuentro con la nada.
Tiene su origen Zurich, en 1916 con la fundación del café
Voltaire. En 1919 Tzará llega a París, y comienzan a multiplicarse los festivales, las revistas, los boletines y las hojas sueltas dadaístas.
El tono fue siempre el mismo; “No más pintores, no más literatos, no más músicos, escultores, religiones, republicanos, monárquicos, imperialistas, anarquistas, socialistas, bolcheviques, políticos, proletarios, demócratas, burgueses, aristócratas, ejército, policía, patria; en fin, basta de todas esas imbecilidades. No más nada, nada, nada. De esta manera esperamos que la novedad llegará a imponerse menos podrida, menos egoísta, menos mercantil, menos inmensamente grotesca”.
“Las obras maestras dadás no deberán durar más de cinco minutos” según se lee en una proclama.
Se reconoce a Tristán Tzará como el propulsor de esta vanguardia.
“Dadá” no significa nada; y posee múltiples acepciones en variados idiomas.
Por que se revela que el vocablo no tiene ninguna concreta y fija “traducción”.
La corriente se caracteriza, en efecto, por el correspondiente y correlativo espíritu de destrucción: “Negación de la familia es dadá; dadá, abolición de la lógica, danza de los impotentes de la creación; dadá, abolición de la memoria, dadá, dadá, dadá”.
Aunque Tzará proclamó que “el estado natural del hombre es dadá”, hacia 1921 el movimiento ya había desaparecido.

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